El tratamiento con toxina botulínica consiste en producir un bloqueo químico de la unión entre nervios y músculos. Esto produce parálisis parcial de los músculos afectados con mejoría de los síntomas.
¿Para qué sirve?
En neurología se aplica sobre todo en trastornos del movimiento como las distonías del cuello, el blefarospasmo, espasmo hemifacial y espasticidad. La toxina botulínica también ha mostrado efectividad en patologías dolorosas como la neuralgia post herpética, la neuralgia del trigémino, la migraña crónica y la fascitis plantar.
¿Quién lo realiza?
Dr. Robert Salinas Suikouski. Neurólogo fellow en Enfermedades Neuromusculares Hospital de la SanCreu San Pau. Barcelona.
Fellow en Neurofisiología, National Hospital for Neurology, Neurosurgery and Psychiatry. Londres.